Hoy me he levantado temprano, antes que nadie. Enfermo del atroz insomnio que me fustiga, he soñado que me llamabas. Y mi corazón, siempre a tus pies, ha caminado desgraciado a tu encuentro sabiendo que, otro día más, chocaría contra la escollera de tu silencio. Apocado por la angustia, la noche sólo me ampara frente al mar....un mar sin puertas donde mi amor navega libre en su desvarío, un mar que contamino con mi vertido de lágrimas negras, un mar de brazos invisibles en los que imagino consuelo.
Ojos de niño, curiosidad o deseo, observo a la luna por una rendija abierta entre las estrellas. Hermosa, bello cuerpo lácteo, mi mirada lasciva se recrea en su blanca desnudez antes de que la cubra de sueños un camisón plateado de raso. Se acuesta sigilosa, pero con prisa, como si no quisiera cruzar una palabra con el sol, su amor eterno e imposible. Atormentado por la desdicha, es el sol un astro que ya sólo brilla entre escombros de desamor, una escoria de rayos que la tristeza ha apagado y que vagan inertes en la oscuridad.
Mar son mis ojos cuando se va la luna, pero en la playa de mi soledad la marea me trae tus caracolas, todo lo que me recuerda a ti. Dicen que el amor va y viene, como las olas, y a esa esperanza me aferro como náufrago a la deriva. Silban las olas el tango triste que me debes, mis labios se bañan en el bourbon que empapa los tuyos y, de repente, cruda realidad, me azotan sin clemencia las viscosas algas del olvido, sanguijuelas que quieren robarme tus recuerdos.
Ya en la orilla de mi fracaso, me sumerjo de nuevo en tu mar de caracolas queriendo revivirte una vez más. Y en cada caracola me susurras al oído deseos inconfesables. Maldito espejismo. Los sueños, como las olas, dejan sobre la arena las palabras que buscaba para coser mis versos rotos. Y la brisa ligera y húmeda me abraza con tu perfume de jazmín....pero el espejo de nuestro amor se ha hecho añicos y ya no refleja tus ojos de miel que me miraban ni tu sonrisa con la que abrigaba mis penas.
Hoy me acostaré tarde, porque quiero ver a la luna con su vestido de noche y su manto de estrellas. Su resplandor cegará mis ojos y me descabalgará de la ilusión que me mantiene con vida....para volver a caer en la arena de mi infeliz existencia, en la que la marea ha vuelto a dejar tus caracolas. Todo me recuerda a ti.
5 comentarios:
Mis granitos de arena en tu mar de caracola...
La suave brisa del viento
mece las azules olas,
su blanquecina espuma
acaricia las frías rocas,
la cálida arena se cuela
entre los diminutos dedos
de la bella diosa.
Sus ojos,
negro azabache,
luceros eternos,
juguetones y audaces.
Sus labios,
rojo carmín,
gruesos y hermosos,
configuran su perfil.
Su cuerpo,
manto frágil,
dulce y fino,
no conoce fin.
Su vida...una playa.
Su madre...el agua.
Su casa... la arena.
Su amor...
un dios convertido en hombre
que recorre con besos
su delicada,
satinada y...
aterciopelada piel.
Mertxe.
"Silban las olas el tango triste que me debes" BELLISIMO, mi botella al mar se suicidó en la rambla jajajaja... no estoy más en el twitter pero te leo! Besos de mar...
Es un placer recibir los versos 'okupas' de Mertxe (puedes seguirle en twitter, es @Mertxe_Beriain) .... siempre dispuestos a llevar nuestra imaginación de rima en rima, por los caminos inexplorados .... Y qué decir de Sandra (ahora puedes seguirle también en twitter, es @miradaceleste) .... que pone el alma en esos tangos que bien conoce.
Gracias
Muy triste ese sentimiento de desamor que describes con tanta belleza... Afortunadamente tus palabras despiertan a la diosa del mar que ofrece sosiego a los náufragos del amor... Gracias Archer y gracias Mertxe... Es un juego precioso el que habéis entablado entre los dos.
Nunca imaginé un tango triste...
pero menudo sentimiento
Besos abisales
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