Vagan errantes por el blanco vacío de un papel virtual inmenso como un desierto. Son sólo palabras que fluyen vivas y que a veces tienen sentido.
jueves, 13 de enero de 2011
La última noche
La noche estaba a punto de despedirse... y nosotros también. El día había marcado en rojo nuestro adiós en su fatal calendario y, varios whiskys después, nuestros sedientos corazones se bebían de un trago la madrugada. Últimos momentos de manos anudadas, de risas desatadas que jugaban a esconder los nervios, de labios que me acariciaban susurrando confidencias, de miradas cómplices que en silencio lo decían todo, de besos de terciopelo en tus ardientes mejillas...
Las farolas apagaban sus luces contra el cemento como quien pisa un cigarrillo en agonía; la vida empezaba a desbordar su efervescencia por el asfalto de las calles dormidas; escapaba el alba a los últimos coletazos de una húmeda noche de verano; caminaban tortuosas dos almas noctámbulas barruntando su triste destino.
Entonces, sin mediar palabra, te colgaste de mi cuello, ebria de felicidad, sonrisa desafiante ante mis ojos que, muertos de amor, sólo leían en tu cuerpo las páginas del deseo. Mis dedos, sumergidos en tu blusa negra, acariciaron tu espalda. Te apretaste a mí en un abrazo sin fin, tus latidos haciendo temblar mi pecho, dejándose llevar mi corazón por tu onda expansiva. Y un segundo antes de que muriera la noche, se cruzaron nuestras miradas pidiendo un amanecer bajo las mismas sábanas...
Sonó lastimero el despertador de nuestros sueños zarandeando dos cuerpos desnudos, cercenando una aventura tan efímera como imposible, tocando a su fin nuestra triste canción entre lágrimas saladas y besos desbocados. Piel contra piel, sin tiempo que perder, atravesamos por última vez el túnel del placer sabiendo que al final nos aguardaba la luz del nuevo día, el primero de mi vida sin ti. Y los gemidos de deleite se tornaron gritos de maldición, y los suspiros fueron un sollozo sin consuelo, y el abrazo en el que habíamos dormido nos asfixió hasta matarnos... la última noche.
Como siempre Pablo, te luces. Escribes con el corazòn y la piel, y eso se siente.
ResponderEliminarBravo, amigo!
Guau, cada día me sorprendes más,me ha encantado, es precioso, gracias!
ResponderEliminarMuchas gracias .... Pau ... a pesar de la distancia siempre te siento cercana ... son ya muchos tweets y muchas flechas compartidas ... pero siento tu apoyo y tus ánimos como si fuese el primer día ... un besiko grande¡¡¡
ResponderEliminarMuchas gracias Olga ... las letras salen del corazón y, sin avisar, van ocupando un lugar en la pantalla en blanco ... es cuestión de abrir los sentimientos ... gracias por tus palabras ... un besiko enorme¡¡¡
Gracias,
Mis versos, a estela de tu prosa, se acercan a la noche…
ResponderEliminarLlega la dama del ocaso azorada ,
sin anhelar…
escuchar el trinar de la alondra,
ver el amanecer despertar,
cubrirse de gélida escarcha.
El taciturno búho en la rama
es mensajero y testigo,
de nuestra canicular despedida
y última cita en la madrugada.
Las estrellas ,centinelas ,vigilan
como los acaramelados ósculos
recorren ,sin recoveco alguno,
cada uno de nuestros cuerpos.
La doncella cana rubrica
un mar desbordante de caricias,
un ir y venir de espumosas olas,
un entregarse sin medida.
La hierba aterciopelada convertida
en el colchón de nuestro delirio,
custodia el vestigio
de un amor clandestino.
La suave brisa nos acaricia ,
nos vestimos sin decir palabra,
cruzamos cómplices miradas,
y nuestras bocas,de nuevo,se besan.
El crepúsculo matutino asoma
advirtiendo que el encuentro se acaba,
y el adiós se hace dueño
de un pernoctar de ensueño.
La última noche atesora
nuestro manantial de deseo,
esencia de ternura y aroma,
hasta un nuevo… reencuentro.
Mertxe
Gracias, Mertxe ... otra vez tus versos miran más allá de .... la última noche .... buscando el reencuentro, guardando los recuerdos de tiempos mejores ... que en muchas ocasiones nunca vuelven ....
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