En tu muro se ha perdido para siempre mi mirada. Y mis sueños, que la guiaban camino de la esperanza, sin remedio se desangran en las cunetas, en mil pedazos descoyuntados, llorando por la vida que muere en cada lágrima por ti. Pared vacía… sin letras de rabia denunciando tu amor imposible, sin protestas escritas a todo correr en mensajes inacabados, sin rastros secos de sangre que pigmentan mi dolor, sin nada que lamentar.
Me dejo caer, abatido como mi alma, exhausto por la locura de jugar a buscarte sabiendo que ya no estás... ni volverás. Y mi espalda, apoyada en la barrera de la distancia, siente los puñales helados de tu ausencia... para siempre. Testigos habituados al desamor, mis ojos se miran en el nítido cielo, viendo las estrellas una y otra vez al chocar contra la piedra de tu corazón. Nada que decir. Nada que reprochar. Yo mismo te arranqué de mis brazos, yo mismo te empujé a besar otros labios sin haber catado antes los tuyos. Culpable, culpable de no amarte, culpable.
Y con mi vida sentenciada, a cambio de tu felicidad mi pena, soy reo y verdugo de mi castigo. Sin que me digas nada me he puesto la soga al cuello, de la manera más elegante que he sabido, por si vienes a despedirme. La asfixia, que me espera con la respiración contenida, empieza a apretar mi garganta y cuando todo parece perdido, reapareces en forma de ilusión, cumpliendo quizás el último deseo del condenado. La desnudez de tus formas nunca holladas es mi luz emergente entre las brumas, la visión que ciega mis ojos por tu amor anegados, la alegría que ilumina un nuevo viaje al pasado...
Porque si volviese a empezar, tropezaría de nuevo. Y te diría en pocos caracteres que la miel de tus ojos alimenta mi pasión, y que tu hermosa sonrisa abre un paréntesis cerrando la puerta a mi tristeza, y que mis besos insaciables te comerían a versos, entre suspiros y gemidos que riman de placer. Y aunque pudiera, no cambiaría nada… porque no hay nada más bello que amarte, aunque ahora de amor muera; porque despertaste a mi corazón de un largo invierno, aunque ahora arda en la soledad del infierno; porque te quise sin desmayo, aunque ahora quiera perder para siempre la consciencia. Ven, no tardes, la muerte espero en tu último beso.
Es bello.Pero no tengo claro si es un chantaje afectivo-intelectual. Pienso que seguramente no he captado el mensaje, si lo hay. Lo leeré otra vez y reflexionaré con más calma. Enhorabuena.
ResponderEliminarflecha al corazón, hoy me robó algunas lagrimas. Gracias.
ResponderEliminarGracias ... Amaia ... no hay chantaje ... es la historia de un corazón que ama ... pero no es valiente para amar de verdad ... y entretanto dejar pasar la oportunidad de su vida ... es bello, pero es triste ...
ResponderEliminar... nana ... tus lágrimas son sentimientos que afloran ... tus lágrimas son las flechas que salen de mi corazón ... gracias por tus lágrimas ...
ResponderEliminarDespojados de la condena,libres caminan mis versos...
ResponderEliminarLas rejas de mi fortaleza
perdieron su inexorable robustez,
los gruesos muros de mi fachada
se desmoronaron con rapidez.
Con sosiego, dilataste
los barrotes de mi alma,
hasta su interior penetraste
dejándola camelada y agitada.
Convicta en mi ser estaba,
hasta la llegada de tus lisuras,
del cuello al final de mi espalda,
discurrieron con voluptuosa ternura.
Me despojaste de las cadenas
con besos de aguamiel,
suspendiste la condena
ejecutada en mi piel.
De rea a libertaria,
de imputada a exculpada,
tu pasión abolió la sentencia
que cumplía mi muralla .
Mertxe
.... gracias mertxe ... son tus versos un indulto para el condenado ... un último deseo que se cumple ... la libertad ... que sigan fluyendo libres tus rimas .... besos¡¡¡¡
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