No, no pude aguantar más. Cada día que tus ojos se clavaban en mi rostro se abría en mi corazón una hermosa herida, de la que la sangre manaba como mi amor desbordado, en la que sufrir tu ausencia era el dolor más inhumano y una palabra tuya bastaba para escribir versos a mares.
Nunca, nunca soñé con tu cuerpo enhebrado al mío en la inmensa soledad de la noche. Ni imaginé un amanecer teñido por el rojo de tus cabellos ni anhelé convertir en realidad una quimera que por dentro me quemaba. Fruta prohibida, mis ojos verdes en tus verdes ojos veían pasar la vida, a bordo del tren que nunca se detiene, sin nada que esperar en la estación del fracaso, arrojando las rimas más tristes al vacío del papel en blanco.
Nadie, nadie nos miraba aquella cálida madrugada de julio cuando, en medio del tumulto, nuestras manos se encontraron. No me preguntes por qué ni cómo, prendida quedó mi mirada en la tuya y mis labios hicieron el resto. Empujados por la brutal fuerza del deseo, arrancaron salvajes de tu boca el beso más ansiado y, casi sin aire, desde la profundidad del aliento que hicimos uno, tus labios apretaron los míos con desesperación, como si quisieran recuperar ese primer ósculo expoliado. Así amanecimos a un día desconocido, a las primeras horas del alba de nuestros cuerpos pegados, emprendiendo un viaje sin retorno hacia una pasión tan desbordante como inexplorada, muriendo de amor cada día.
Nada, nada queda ahora. Cruel paradoja, la propia vida lo ha destrozado todo a su paso, dejando tras de sí un paraje desolador entre tú y yo, reduciendo a escombros los puentes por los que paseaban entre las nubes de nuestros sueños dos corazones, el tuyo y el mío. Ya no queda nada. Apenas unos recuerdos inconexos… el último abrazo, mis labios sorbiendo tus lágrimas, tu dulce sonrisa escampando bajo la miel de tus ojos, unos besos robados.
Gracias arquero por volver. Echaba mucho de menos tus palabras siempre bellas, siempre dulces y sin rencor
ResponderEliminarcuando hablas del desamor. Espero seguir leyéndote porque eso querrá decir que tú sigues escribiendo. Enhorabuena!!!
Es triste cuando no queda nada, pero es más triste no vivir una historia que quede para siempre en tu ser :)
ResponderEliminarTe echaba de menos!!!!
ResponderEliminarBesos enormes
... gracias amaia ... no existe rencor por amores frustrados ... al final, el desamor forma parte del amor y como tal hay que tomarlo ... y quererlo ....
ResponderEliminar... dices Moona ... y dices bien ... que lo importante es vivir las experiencias por tristes finales que nos deparen ... un corazón que siente está vivo ... gracias ...
y gracias chary ... es todo un lujo que la mar me eche en falta ... cuando soy yo realmente quien más le echa de menos ... besos¡¡¡
De nuevo,colándome en la casa del arquero... la culpa...unos besos robados...
ResponderEliminarSentada a la orilla de la playa,
en el horizonte la mirada posada,
pies hundidos en la arena mojada,
reclamando… tu presencia lejana.
Revivo cada segundo compartido…
tus jades seduciendo mis esmeraldas,
tus dedos jugueteando entre los míos…
tu pecho apoyado en mi espalda.
Rememoro las lisonjas de tus manos,
deslizándose por oteros y prados,
como plumas sedosas de pájaros
cada poro de mi piel acariciaron.
Añoro tus tequieros susurrados,
tus palabras trocadas en versos,
tus poemas de pasión recitados,
la sapidez almibarada de tus besos.
Regusto del elixir de esos ósculos,
que por tus labios fueron robados,
en un rojo atardecer del mes de julio ,
testigo de nuestro encuentro soñado.
Mertxe