A veces no
hay palabras…. ni nada que decir cuando mi corazón se asfixia por tu ausencia,
ni nada que soñar cuando las noches en blanco no se llenan de tus recuerdos. Vacío….
así queda el abrazo que buscaba tu cuerpo frágil, así vaga mi amor por las calles
que la madrugada pinta sólo para las almas en pena. Vacío.... como el mar que nunca llega a la orilla.
Lágrimas
muertas nacen de mis ojos…. secos por haberte llorado más de la cuenta,
sellados para no ser testigos de otro fracaso, ciegos porque la luz de tu amor la
visión les ha hurtado para siempre. Y yo, que nunca quise ver la realidad que
para mí guardabas, imploro ahora por adivinar a tientas los trazos de tu
hermosa sonrisa…. siempre iluminando tu rostro aunque para mí ya no sea.
Hay días en
los que el papel en blanco lo inunda todo…. y los versos se ahogan sin poder decir
nada. Apenas si llegan los susurros de las rimas, imperceptibles ante el
ensordecedor eco de tu cruel olvido. Y las letras, que en mis manos tu pasión
escribía, ahora saltan sin red al abismo más absoluto, sin un triste tachón que
deje entrever el amor que anhelaban, sin vida porque fluyen de un corazón que
se apagó en la imposible espera.
Invisible a
tus ojos, ya no soy ni siquiera un mal recuerdo…. Y los besos que se comieron
mis labios se han esfumado sin dejar rastro. Y el deseo que nos hizo enloquecer
se ha extinguido como si no hubiera pasado nada. Y las caricias que mi piel surcaban
labran ahora campos yermos en los que volver a cultivar amor.... otro amor.
Llego tarde... pero llego con la hojarasca de versos para poner color y aroma de una segunda primavera a tu prosa yerma...
ResponderEliminarLos rescoldos de mi ausencia
crepitados por tu añoranza,
reavivan en flamante fogata
con llamas de tu apetencia.
Con bramantes de mi esencia
remiendo el vacío de tu alma,
humedezco tu piel escamada
con mis ósculos de querencia.
Los días vacuos de mi carencia
suplidos por la distancia cercana,
con recuerdos ansiados alimentada
la iconografía de mi presencia.
Con sonrisa de condescendencia
acaricio el lagrimeo de tu mirada,
embebo con mi ojos de esmeralda
la terneza velada con confidencia.
Los silencios baldíos con afluencia
se desgarran en esta madrugada ,
con arrumacos de mi palabra
enmielo el acíbar de tu existencia.
Mertxe