martes, 5 de junio de 2018

Amanecer en tus ojos


Se ha ido la noche dejando tras de sí un amor muerto, ahogando para siempre en la niebla las ilusiones marchitas. Y mis lágrimas son cristales rotos en la soledad esparcidos, besos hechos añicos sin llegar a unos deseados labios, abrazos huecos que me aguardan cada fría madrugada.  

Lejos, lejos de mí, el alba alumbra las primeras luces en tus ojos…. lejos, muy lejos.

Amanece…. y el día brilla como si siempre fuera domingo, como si la primavera naciera en tus pequeñas pupilas, como si mis sueños de tu mirada fueran dueños.

Ajena a mis pesares, los primeros rayos del sol bañan tu desnudez cada día, dibujando en el lago tus hermosas formas imaginadas, reflejando en la quietud del agua el arco iris de tu sonrisa, jugando a dorar sin éxito tus salvajes rizos negros.

Amanece, amanece en tus ojos…. y el día se vuelve mejor de lo que es, y las penas son sólo pesadillas en la noche olvidadas, y la emoción brota de nuevo borrando del todo el fracaso.

Lejos, lejos de mí, el amor fluye al otro lado del océano y mis versos cabalgan olas indomables para llegar a la playa de tus ojos…. lejos, muy lejos.




La foto de este amanecer la ha captado la fotógrafa mexicana Mónica Silva, a quien puedes encontrar en twitter y en instagram bajo el nombre de @desertique y en su blog monicasilvafotografia.com Gracias¡¡¡¡

1 comentario:

  1. Amanecen nuevos versos para acunar a tu melancólica prosa... mon archer.

    Tu alborada despierta jaranera
    calada de una noche flamígera,
    los ecos de la pasión exultante
    se cobijan en tu mirada rutilante.

    Cerca de ti, germina mi primavera,
    su verdor funde el alba de tu hielera,
    el haz de luz de mi sonrisa flamante
    besa la boca de tu espera jadeante.

    Amanece en tus ojos mi hoguera,
    sus flamas lamen tu piel limonera,
    las cenizas del amor apasionante
    sedimentan tu esperanza expectante.

    Cerca de mí, el agua de tu ribera,
    su espuma acaricia mi cabellera,
    su salitre humedece mi rasante,
    su arena discurre por mi bajante.

    Amanece en mis ojos tu fiera,
    resucitada de la honda ceguera,
    arañando con frenesí excitante
    los recodos de mi cuerpo palpitante.

    Mertxe

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