Cada noche trepé a la colina sembrada de esperanza, durante días, semanas o quizás meses, yo qué sé.... el tiempo se había detenido para roer sin piedad mi pena, las gaviotas ya cantaban a coro mi llanto y la lluvia lo era menos sin el caudal de mis tristes lágrimas.
Desde las alturas mis ojos surcaban las olas del pasado.... anhelando que un golpe de mar me hiciese saltar por los aires hasta tus brazos, deseando que tu cuerpo fuese la salvación de mi enésimo naufragio, soñando con tus besos envueltos en la frescura de la brisa nocturna.
Y de la noche a la mañana, sin más ruido que tu sonrisa al amanecer, dejándote llevar por la marea hasta mi playa a la luz de la luna.... hoy agitas mi corazón salpicándome de amor hasta el extremo del cielo, y hundes para siempre los restos del ayer nadando a mi lado, y rompes amarras para embarcarme rumbo a la felicidad de lo desconocido, como un golpe de mar.
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