viernes, 5 de julio de 2019

Tu luz


No tengo más que levantar la mirada al cielo a cada momento, sin importar si el día surge o languidece, sin saber si las horas han volado o apenas han contado sus primeras campanadas, sin reparar en si el sol juega a esconderse entre las nubes o me sonríe directamente a los ojos.

No tengo más que asomarme a tu rostro a cada instante, a veces desde la clandestinidad anónima del que quiere ver sin ser visto, otras espiando tu cuerpo desnudo bañado por los primeros rayos del alba y siempre encontrando en tu sonrisa la luz que me ilumina cada día.

Porque alumbras mi vida desde el levante de tus besos que apaga la duermevela, desde la alborada que de la madrugada pasa página leyendo letras de amor en mis labios, desde el despertar que apenas se deja oír cuando me acarician tus cálidos susurros.

Y cuando la oscuridad se apresta a llamar a las puertas del cielo lo llenas todo de tonos naranjas, como si la noche pudiese esperar, como si las estrellas te pidieran extender sin prisa la alfombra del ocaso, como si el mar no quisiera saber nada de borrarse la línea del horizonte que todas las mañanas maquilla ante el espejo.

Es tu luz la que pinta nuestros besos de colores, la que guía mi pasión clausurando para siempre las tinieblas del pasado, la que me hace mirar al futuro desde el brillo de tus ojos verdes, la que me aguardaba en silencio al otro lado de la tristeza.

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