lunes, 21 de septiembre de 2015

La última ola


No hay llanto en la soledad de la noche que llore tu amor perdido, no hay dolor más inhumano que la herida incurable de mi corazón, no hay locura más necia que cerrar mis labios a tus besos de miel…. no hay arco iris tan hermoso como tu sonrisa.

Desnudo mi cuerpo a merced de los vientos, en la orilla de la desesperación me he sentado a esperarte de nuevo, con la mirada absorta en el horizonte de un espejismo, con la pena matándome el alma…. sabiendo que ya no hay más vidas para morir a tu lado.

En la playa de mi naufragio me ahogan crueles tus recuerdos…. y tus palabras estallan como una tormenta que rompe uno a uno todos mis sueños, esparciendo sobre la arena de mi fracaso los miles de versos que tejí en las noches de invierno, haciendo añicos las ilusiones que quise imaginar en las estrellas.

No, no hay amor que llene tu ausencia. Y tus besos…. tus besos de siempre nunca volverán a hacer temblar mis labios, como mi piel tampoco se estremecerá al roce de tus cálidas manos, como sé que tu hermoso corazón desnudo buscará otro pecho en el que hacer latir su pasión, como nuestros cuerpos jamás serán otra vez uno navegando en el oleaje de nuestra lujuria.

Caen las estrellas sobre mi rostro apagado, confundiéndose con las lágrimas de sal que se desparraman por mis frías mejillas. Y miro al mar buscando una respuesta sabiendo que nunca llegará, porque la última ola de tu amor murió ante mis ojos, víctima de mi cobarde desprecio, en medio de un cruel silencio, sin que mis versos dijeran nada, con mi corazón impasible ante tu postrera llamada.      

 

1 comentario:

  1. Arriba mi última ola batiendo con versos de esperanza tu nostálgica prosa....


    A tu cala yerma recala mi última ola,
    ubérrima de arrumacos espumosos,
    cubriendo tus arcanos surcos arenosos
    con estrellas de mar, corales y caracolas .

    Perlo con mis labios tus dunas desoladas
    bañándolas de cicatrizantes besos salíferos,
    catadores de la pena de tu desembarcadero
    y de la soledad estampada en tu piel parda.

    Acaricio con mis turquesas tu rompeolas
    desmoronando el acantilado de tus llantos,
    evidenciando tus cautivadores encantos
    resguardados entre tus escarpadas rocas.

    En tu playa adusta retoñó mi marejada
    surcando en el desierto de tus ensueños,
    prendiendo las ascuas de tus anhelos,
    colmando de mar de amor tu llamada.
    Mertxe

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