No hay llanto en la soledad de la noche que llore tu amor
perdido, no hay dolor más inhumano que la herida incurable de mi corazón, no
hay locura más necia que cerrar mis labios a tus besos de miel…. no hay arco
iris tan hermoso como tu sonrisa.
Desnudo mi cuerpo a merced de los vientos, en la orilla de
la desesperación me he sentado a esperarte de nuevo, con la mirada absorta en
el horizonte de un espejismo, con la pena matándome el alma…. sabiendo que ya
no hay más vidas para morir a tu lado.
En la playa de mi naufragio me ahogan crueles tus
recuerdos…. y tus palabras estallan como una tormenta que rompe uno a uno todos
mis sueños, esparciendo sobre la arena de mi fracaso los miles de versos que
tejí en las noches de invierno, haciendo añicos las ilusiones que quise
imaginar en las estrellas.
No, no hay amor que llene tu ausencia. Y tus besos…. tus
besos de siempre nunca volverán a hacer temblar mis labios, como mi piel
tampoco se estremecerá al roce de tus cálidas manos, como sé que tu hermoso
corazón desnudo buscará otro pecho en el que hacer latir su pasión, como
nuestros cuerpos jamás serán otra vez uno navegando en el oleaje de nuestra
lujuria.
Caen las estrellas sobre mi rostro apagado, confundiéndose
con las lágrimas de sal que se desparraman por mis frías mejillas. Y miro al
mar buscando una respuesta sabiendo que nunca llegará, porque la última ola de
tu amor murió ante mis ojos, víctima de mi cobarde desprecio, en medio de un
cruel silencio, sin que mis versos dijeran nada, con mi corazón impasible ante
tu postrera llamada.
Arriba mi última ola batiendo con versos de esperanza tu nostálgica prosa....
ResponderEliminarA tu cala yerma recala mi última ola,
ubérrima de arrumacos espumosos,
cubriendo tus arcanos surcos arenosos
con estrellas de mar, corales y caracolas .
Perlo con mis labios tus dunas desoladas
bañándolas de cicatrizantes besos salíferos,
catadores de la pena de tu desembarcadero
y de la soledad estampada en tu piel parda.
Acaricio con mis turquesas tu rompeolas
desmoronando el acantilado de tus llantos,
evidenciando tus cautivadores encantos
resguardados entre tus escarpadas rocas.
En tu playa adusta retoñó mi marejada
surcando en el desierto de tus ensueños,
prendiendo las ascuas de tus anhelos,
colmando de mar de amor tu llamada.
Mertxe