domingo, 31 de enero de 2010

Sin tapones

Le llaman ruido. Sonidos molestos que alteran el bienestar, golpes que retumban sin descanso en tu interior como en un día de resaca, lloros sin fin y sin explicación que salen de gargantas tan infantiles como estridentes. Plan, qué plan? Gritos maternales y paternales a tan elevado volumen que fracasan en su objetivo de alcanzar la tan anhelada paz, quizás porque el que más grita no es el que tiene la razón. Le llamo ruido, crujir de mis oídos saturados por la ausencia de calma, tempestad que no remite, uno tras otro y con un eco que no se pierde en el infinito sino que retumba ... que sale de las entrañas y se esparce llegando a todos los rincones. Inaguantable sensación de querer huir de tu propia casa, de tu propio yo, de los tuyos propios ... hacia la isla desierta del blog, donde el espacio en blanco incita e invita al desahogo, donde la solitaria sinfonía del teclear de los dedos sirve para cambiarlo todo, donde las palabras van desgranándose una detrás de otra a veces con sentido ... Ruido de la puerta al cerrarse, portazo al ruido que se va hacia la calle buscando otra víctima, paz en la casa y en el interior ... plan, qué plan? Ahora, sí. Sin tapones.