viernes, 17 de abril de 2020

A solas con el mar


Hay noches en las que el mar está como ausente y hasta en la luz de las estrellas se apaga .... como si la muerte meciese suavemente su corazón, ahogados sus sueños en el fondo, apenas un recuerdo lejano su furia de tempestades pasadas.

Desnudado por la marea, a solas, me habla de ti y en sus olas me susurra tus besos .... y yo le cuento que tu sonrisa es cada amanecer, que no hay ocaso en tus abrazos y que la vida a tu lado es navegar sin rumbo, dejando que el amor nos lleve ....

Pero hace ya muchas noches que su brisa salada no lame mi rostro como si fuesen tus caricias; y mil lunas han menguado sin sentir tus dedos de espuma dibujando remolinos en mi pelo, y mis pies descalzos deambulan  hundidos en la arena de lo que no puede ser.

Otra madrugada más me sorprende buscando en el horizonte tu mirada, varada como una vieja barca mi vida, persiguiendo luces que se alejan de mi puerto, queriendo hacer míos los destellos de aquel faro, tal vez el último faro de mi vida .... Y a solas, a solas con el mar, mis lágrimas le hablan de ti sin recibir respuesta.

jueves, 9 de abril de 2020

La ciudad vacía


Encerrada en sí misma, devoradas sus entrañas por la atroz plaga, la vieja Iruña se ha rendido a la tristeza, al plañir por las vidas perdidas, al sonido cruel de la soledad.

Ajena a todos los males, colgada del cielo azul, la primavera se hace visible desde el mirador pero lo hace pidiendo perdón, sabiendo que intramuros no hay consuelo para tanto corazón desgarrado, dejando en cuarentena una belleza que no se ve bien con lágrimas en los ojos.

Uno detrás de otro, los días se suceden largos sin sentido, sólo partidos por el tañer quebrado de las campanas, pasando con suerte inadvertidos en un año que nunca debió ser, maldito y bisiesto en el colmo de la desgracia.

Pamplona ya no duerme ni de noche ni de día,  envuelta en una pesadilla fría como el hielo, rotos sus sueños hasta nuevo aviso, sus calles a merced del mal invisible. La ciudad está vacía, vacía sin ti.