martes, 25 de marzo de 2014

Mentiras


No, no dejes a media luz la miel de tus ojos... no es un sueño. Es el navegar de nuestros cuerpos abrazados en un bravío mar de pasión, es el reencuentro de dos corazones rebeldes ajenos al paso del tiempo... Somos tú y yo como siempre soñamos, entregados en cuerpo y alma en la profundidad de la noche, dando rienda suelta al placer como si no nunca amaneciese mañana.

Al amparo del cielo estrellado, acariciado por tu eterna sonrisa, me siento amado y amo como nunca he sentido... y las horas se consumen en ese beso profundo que rompe sin prisa en nuestros labios. Por una maldita vez el tiempo está de nuestra parte... y juega a detenerse en tu mirada. Inmóvil, me quedo a ciegas para seguir viéndote desde las ventanas de mi corazón, abiertas como las flores tras un invierno interminable. 

No, no cierres tus ojos de miel... deja que sean testigos de otra intensa noche de amor, permite que sientan a todo color las caricias con las que tus manos visten mi desnudez, deja que vigilen el alocado galopar de mis dedos por tus cálidas cumbres. No, no digas nada... la pasión habla por nosotros en un monólogo que avivan mis leves susurros y tus profundos gemidos.

Y el sueño que no lo era, la realidad anhelada que despertaba nuestro viejo amor, la verdad que se podía leer en tus ojos de deseo... todo se desvanece entre la densa bruma de un día de mayo que ya no existe. Ni un adiós ni un consuelo... sólo mentiras que pusiste en boca de tu incrédulo corazón, palabras fatales con las que me golpea el gélido viento de mi vida, maldición que mi amor por ti tiene secuestrado, triste final que nunca acaba.