viernes, 28 de diciembre de 2018

La luna de Valencia


Silenciosas, tímidas, pidiendo perdón en sus caricias, así corretean entre mis pies las olas de una noche de diciembre. Como mi corazón, el mar se muestra en calma, apenas cuatro ondas saltarinas rompen su balsa de paz, unos pocos latidos que aceleran mi pulso con mi amor de la mano.

Y allí donde el mar y el cielo se confunden llega un momento en el que la oscuridad se apaga al ponerse la luna de tiros largos, emergiendo de la nada en toda su nívea y redonda hermosura .... y recuerdo que ella misma a nuestro idilio dio cobijo una noche de julio, y no olvido que miraba hacia otro lado, llena de celos, cuando nuestros labios se encontraron en el primer beso, y me gustaría saber todo lo que calla del deseo de nuestros cuerpos hecho gemidos. 

Sentir tu mano en la mía, ser piel de tu piel y que ni la frescura de la brisa calme nuestro fuego, caminar sobre la arena pisándonos porque sólo tenemos ojos para mirarnos, y esperar en un abrazo eterno su bendición a nuestra nueva vida .... es lo que pido a la lunática dama blanca, es lo que anhelas tus ojos clavados en su corte de estrellas, es lo que ya nos toca quedando atrás mil historias de amor con final desdichado. 

Y no dejaré de seguirte con la mirada cada noche mientras alumbras el cielo, y de reojo querré comprobar si brillas más que nunca, y mis pasos ya no serán huérfanos en el camino de mi vida al abrazo de tu luz, y me encantará que arrulles mis sueños con tus susurros de neón .... porque antes y ahora, hoy y siempre, mi luna de Valencia eres tú.

domingo, 9 de diciembre de 2018

Llora Lisboa


Llora Lisboa .... llora tu partida en un llanto sereno que suena a fado triste y que alimento con la nostalgia de mi inútil rima. Y al igual que la ciudad de la luz ha quedado en la penumbra sin tu estrella, mi corazón se oscurece a cada segundo sin el faro de tu sonrisa, mi voz se apaga entre el eco trasnochado de los susurros gastados y mi alma se queda en vilo con el piloto del amor apenas encendido. 

Duele, duele tu adiós .... aunque las gaviotas revolotean por mi puerto sabedoras de tu retorno, a pesar de que el mar nos ha citado en un beso cualquier atardecer de naranjas teñido, aunque el tranvía amarillo sigue horadando las siete colinas ajeno a si vienes o te vas, pese a que las paredes desconchadas de los viejos edificios siguen ofreciendo sus cuerpos desnudos para pintarse con el grafitti de nuestro deseo. 

Ama, ama Lisboa como sólo tú sabes hacerlo. Y allí donde Chiado llenó de poesía las callejuelas empedradas, donde Pessoa dejó su lírica impregnada en las paredes de los cafés llenos de humo y alcohol, mis versos se tornaron suaves mordiscos en tus ardientes mejillas .... asomándose al mirador esperanza de tus ojos, tomando cautivos tus cálidos labios, anhelando una nueva vida a tu lado. 

Y sueño, sueño con el aroma que me recuerda tu regreso. Y sólo quiero el amor que tú me das .... envolviéndome en un abrazo eterno que nunca romperá tu intermitente ausencia, colmando de besos mi inesperada llegada a tu corazón, dibujando el placer en cada trazo de tus delicadas caricias, viajando al infinito del deseo tantas veces como nuestros ávidos cuerpos lo pidan a gritos. 

domingo, 30 de septiembre de 2018

Sientes



Tu corazón se ha roto, late entrecortado como el suave sollozo de un recién nacido y gime a escondidas en la noche para que nadie lo escuche, para no perturbar el silencio de amor en el que te has condenado a vivir…. tu silencio.

Era tu vida un sinvivir amable y resignado, una dulce y tranquila agonía hacia un final esperado lejos de la zozobrante pasión, un camino de rosas inoloras, una rutina alterada sólo por el amor soñado, por recuerdos inánimes, por imágenes pasadas que en tu cabeza iban pintadas en blanco y negro.

Pero hoy tu corazón vuelve a latir….  y vive todo el día apretado en un puño, dejándose llevar por un mar de nervios, sintiendo a mil por hora cada vez que llega una señal, añorando un abrazo que calme esta inesperada ansiedad, deseando que unos besos de amor partan de tus labios…. a los míos.

Lo que sientes es lo que siempre quisiste sentir…. mariposas revoloteando en tu estómago cada vez que invado tu móvil, escalofríos cuando lees en mis versos que el amor eres tú, lágrimas que huyen de tus pupilas de esperanza cuando ven que tu sueño tantas veces soñado en las noches solitarias no es ya una quimera, un mar de deseo en el que tu cuerpo anhela estremecerse sellado al mío.

Y a mi recitar responden tus lágrimas como si fuesen estrellas que tu corazón salpica, como si fuesen diminutos haces de luz que alumbran mi alma rendida y enamorada....

A mis palabras de amor contestas con la emoción del verbo mudo, dejando escapar apenas un suspiro infinito que bien vale toda una vida....

Ante mis atrevidos versos declamados se apocan tus verdes ojos, haciéndose pequeños para brillar con más fuerza, clavándose en el verde de los míos como puñales cargados de ternura, desprendiendo en tu hermoso sollozo la miel que me sedujo aquella noche, la última noche....

La imagen corresponde a la escultura 'Mariposas', del escultor Manolo Valdés y está tomada en Valencia.

jueves, 13 de septiembre de 2018

Luz de corazón



Adormecidas por el sopor del tibio atardecer, se mecen las góndolas abandonadas a sus sueños, acompasado su leve tintineo por un melancólico fado que trae la brisa del  mar, llevando la paz a las aguas del canal que antes se rompían a su paso, dejando sin sentido las fotos de los últimos visitantes, hipnotizando los tristes ojos que en ellas he embarcado.

La noche ya lo cubre todo con su manto de estrellas, luces titilantes que iluminan otro ocaso de verano y que, sin más compañía que mi penosa sombra, me reconfortan como si fuesen unos cálidos abrazos. Y en el silencio de la penumbra me llega inesperada tu dulce voz jamás oída, rasgando el corazón de la madrugada en mil pedazos, haciendo prisionero el mío hasta que rompa el último alba.

Suenan tus palabras…. y se ilumina el cielo. Y las estrellas, atónitas, se apagan para contemplar tus destellos, y la luna se hace a un lado muerta de envidia, y mi alma rota por fin cobra vida, y mi pecho explota al compás de tus latidos.

Llega a mí tu música como agua en el desierto… como un beso que hoya unos labios para el amor olvidados, como una mano tendida que aparece cuando la vida sólo conduce al precipicio, como una mirada de miel que sana la mía por las lágrimas de la amargura ahogada, como una luz de corazón que alumbra esa senda inexplorada que lleva a mi destino, un corazón que todo lo ilumina sin pedir nada.  

Y no puedo dejar de imaginar tu hermosa sonrisa nunca vista que ya se ha tatuado en mi rostro. Y sólo quiero estar en tus sueños porque tú ya moras para siempre en los míos. ¿Y cómo no enamorarme de ti si mi corazón me susurra que el amor eres tú? Sí, el amor eres tú…. aunque a veces creas que ya ha pasado de largo, aunque te paralice el temor a amar de nuevo.

Algún día podría contarte…. que los días se me hacen eternos esperando tus mensajes, que mis noches son un castigo a merced de la fría soledad, que la vida no es vida si tú no estás y, por qué no, que también anhelo encender cada día la luz de tu corazón. Pero eso es otra historia que tal vez nunca cuenten mis versos.

sábado, 8 de septiembre de 2018

Una noche de verano


La única forma de poder dormir aquella noche era encima de la cama y con las ventanas abiertas de par en par. Boca arriba y con el torso desnudo, él sintió con alivio cómo una pequeña ráfaga de aire se arremolinaba alrededor de sus pies. La habitación dormitaba en la penumbra, únicamente perturbada por los reflejos de las luces de neón que penetraban por el ventanal. El riguroso calor estival le mantenía despierto cuando la madrugada rompía las primeras horas. 

Ella también yacía encima del lecho, sin más ropa que un camisón de seda que lo justo acertaba a cubrir sus exuberantes formas. Tampoco era capaz de conciliar el sueño y, por un momento, vio cómo sus delgadas manos cedían ante la tentación de recorrer arriba y abajo el musculoso paisaje humano que tenía ante sus ojos. Sucumbir ante esa piel tersa y brillante no era un desafío muy fuerte. 

También por un laberinto de curvas trataba él de hacerse camino. Sus dedos se habían convertido en exploradores que lo escrutaban todo, viajando desde los más recónditos valles hasta las dos cumbres puntiagudas situadas al norte de su orografía. Las gotas de sudor que afloraban en el cuerpo de su compañera facilitaban sobremanera el ir y venir de su tacto que, por momentos, se volvía loco. No había forma de parar. Ya era demasiado tarde. 

Horas después, el alba le sorprendió abrazada a la almohada, en la soledad de siempre. El parte radiofónico de las 8 le hizo ver a él también que todo había sido un sueño, el sueño de una noche de verano.

martes, 28 de agosto de 2018

Mar de soledad



Mi corazón llora versos todas las noches... lágrimas que inundan mi océano de papel en blanco; cristales diminutos que dejan entrever mi pena; estrellas fugaces que desaparecen en la negritud del cielo; gotitas saladas que resbalan por mis mejillas esperando besar tus labios.

Es noche abierta para un corazón cerrado… una ventana de par en par por la que las estrellas se asoman pixeladas ante mis ojos vidriosos, un lienzo inacabado de mil colores grises que de tristeza parece pintarlo todo, una mañana de primavera en la que las rosas se asfixian engullidas por una niebla tan inesperada como espesa.

Ajada mi piel por la frialdad del agua marina, mi vista rota de tanto mirar a un horizonte de penumbra en tan inútil espera, dejo pasar el tiempo en silencio… y las olas enmudecen ante mi pesar, y las caracolas ya no suenan a mar, y la arena se postra desnuda a los pies de mi dolor, y hasta la vieja luna se hace nueva para que la luz sólo sea cosa de un faro solitario cuyos rayos alumbran con desgana.

No hay amanecer sin noche ni amor sin daño. No hay besos suficientes en tus labios para colmar la ansiosa sed de los míos. No hay noche que muera acurrucada entre los brazos del sol ni mal de amores que no sueñe con ser amor de nuevo.

Mar de soledad… alma que lentamente se desploma hacia el vacío infinito, angustia que se apodera de todo cuando la vida ya no es nada, nostalgia que es el aire que a cada instante respiro, recuerdo de un amor que ahora ya sólo muere en el olvido.

martes, 21 de agosto de 2018

No te quiero querer


Hoy era un día más. Uno más de un verano menos, uno menos de una vida que, sin darme cuenta, se apresta a dar la vuelta a la esquina caminando hacia un oscuro final cuyos versos no están escritos, un desenlace que se acerca desalmado jugando a parecer lejano.

Y esta noche he acabado contando las estrellas bajo el manto de la luna…. mil y una veces porque cada dos por tres me perdía cegado por la luz que de tu hermoso corazón emanaba, sabiendo que nunca me saldrían las cuentas porque tu estrella es de otro universo, suspendiendo con los números porque el amor hace tiempo que es una asignatura pendiente.

Iba a ser un día más, pero tú eres el sol que me ha amanecido…. y cómo renunciar a la calidez de tus abrazos imaginados cuando ahí fuera hace frío, y cómo no dejarse acunar por la suave voz de cuento que susurra en tus labios, y cómo mirar para otro lado si tu sonrisa nunca vista me ilumina a todas horas en el mundo de los sueños.


Y esta noche las estrellas me han contado que mi corazón se muere si no ama…. y que la solitaria oscuridad de las noches sólo alumbra versos tristes, y que el amor, como la sangre, debe brotar de nuevo, y que alguien les ha dicho que juntos dibujamos una órbita de otra galaxia.

Te diría que no te quiero querer…. pero no hay una isla a la que huir de náufrago como muchos ‘Pablos’ claman en una canción; pero soy el único girasol rebelde que le da la espalda al astro rey sólo para contemplarte, pero no hay una sola ola en el mar que no quiera morir en la playa, pero mi corazón prefiere malvivir amando hasta la locura que esperar a que la eternidad apague una vida gris que nunca pintarías en tus cuadros.

No te quiero querer… canta un fado esta noche de melancolía en la que su tristeza se ha enredado entre las maltrechas cuerdas de un violonchelo callejero.

No te quiero querer… entona en el ocaso de su vida un marinero ebrio que surca su propia soledad bebiendo mares de whisky en uno y otro bar.

No te quiero querer… piensan los peces de la ciudad que nunca se han mirado en ese océano tan turquesa como inmenso que vislumbro en tus ojos.




Nota para quien llegue aquí: Mis disculpas (y agradecimientos sinceros) a Pablo Alborán y Pablo López porque este texto juega con algunas frases de la canción 'Peces de ciudad'. 


sábado, 14 de julio de 2018

Hacia ti

















Es el amor un viaje sin retorno que te lleva sin quererlo…. un abrazo eterno que no permite escapatoria, un laberinto de sentimientos en el que no hay corazón que encuentre la salida, una batalla sin final en la que hasta los extraños caen prisioneros, una y otra noche de julio sin más estrella que tú. 

Y como si fuese un vuelo de larga distancia, me lleva hacia ti sin saber si nuestro destino ya está escrito….  ignorando si nuestros besos robados se perdieron para siempre entre las nubes, anhelando que nuestros cuerpos vuelvan a ser solo uno al amanecer, llorando por una despedida cruel como el alba.

Es el amor un trago largo que embriaga sin medida…. y sueño que de tus labios bebo entre susurros el néctar del placer eterno, que mi piel se emborracha de tus húmedas caricias que calan gota a gota, que tus níveos pechos son la única luz en la oscuridad de la última noche…. sí, la última noche.

Hacia ti me guía mi corazón roto…. queriendo creer que la distancia no es el olvido, deseando que el tiempo se haya detenido en nuestro último abrazo, emergiendo de repente ante el espejo de tus ojos negros, atrapando en los míos para siempre tu hermosa sonrisa.

Es el amor una pregunta sin respuesta…. versos que fluyen a borbotones en un poema que nunca acaba, una sorpresa a la vuelta de la esquina cuando parece que en la vida todo está perdido, flechas sin rumbo que de nuevo apuntan hacia ti.

martes, 5 de junio de 2018

Amanecer en tus ojos


Se ha ido la noche dejando tras de sí un amor muerto, ahogando para siempre en la niebla las ilusiones marchitas. Y mis lágrimas son cristales rotos en la soledad esparcidos, besos hechos añicos sin llegar a unos deseados labios, abrazos huecos que me aguardan cada fría madrugada.  

Lejos, lejos de mí, el alba alumbra las primeras luces en tus ojos…. lejos, muy lejos.

Amanece…. y el día brilla como si siempre fuera domingo, como si la primavera naciera en tus pequeñas pupilas, como si mis sueños de tu mirada fueran dueños.

Ajena a mis pesares, los primeros rayos del sol bañan tu desnudez cada día, dibujando en el lago tus hermosas formas imaginadas, reflejando en la quietud del agua el arco iris de tu sonrisa, jugando a dorar sin éxito tus salvajes rizos negros.

Amanece, amanece en tus ojos…. y el día se vuelve mejor de lo que es, y las penas son sólo pesadillas en la noche olvidadas, y la emoción brota de nuevo borrando del todo el fracaso.

Lejos, lejos de mí, el amor fluye al otro lado del océano y mis versos cabalgan olas indomables para llegar a la playa de tus ojos…. lejos, muy lejos.




La foto de este amanecer la ha captado la fotógrafa mexicana Mónica Silva, a quien puedes encontrar en twitter y en instagram bajo el nombre de @desertique y en su blog monicasilvafotografia.com Gracias¡¡¡¡

sábado, 19 de mayo de 2018

El amor y la nada





Suena de nuevo un violín triste en mis solitarias madrugadas…  el amor estrangulado entre sus cuerdas que ya tocan a fin, mi corazón roto por su frío y afilado arco que hurga una y otra vez en mis heridas, y la música baña mi alma en un mar de quejidos sin más eco que mi propio silencio.

Cuando el amor se va llega la nada… y lo cubre todo con su infinito manto de soledad tejido. Y vacía de sentido la vida que antes lo llenaba todo, y esconde para siempre esa sonrisa que me cautivó como a un esclavo, y no deja al alcance de mis ojos sino un desierto poblado de los fantasmas de amores pasados.

Cuando todo es nada el amor no es ni siquiera un recuerdo… y la sonrisa de mis ojos se apaga entre la negritud de la noche, y mi corazón deja de vivir huérfano de tus latidos cercanos, y mi piel ni siente ni padece, y mi pasión no es sino una leyenda nunca a nadie contada.

Tañe y tañe el violín en mi infinito viaje a la tristeza, donde el amor y la nada son almas gemelas, donde tus ojos se cerraron a los míos en un abrazo de mentira, donde mis palabras negaron las tuyas en un diálogo abocado a la muerte.

Y los versos vuelan ligeros entre mis dedos… sabiendo que no van a ninguna parte, volviendo a la luz cuando el día es noche en mi corazón, llenando mi papel en blanco de su negro presente, jugando a vivir pese a que han escrito que el amor es la nada.