viernes, 27 de agosto de 2010

Piratas en la isla del eclipse

Rostro hundido en la arena, sabor a sal en la boca y las olas, ay las olas, susurran en sus labios de espuma la canción del fracaso. El mar vomita en la morgue de la playa los restos de su naufragio. Al lado del cuerpo ultrajado yace inconsciente su alma, el corazón late convulso entre las rocas y de su vida rota apenas si quedan las trizas desperdigadas que ha devuelto la marea.

Pero tras una larga y tempestuosa travesía, la calma se hace mar y el sol brilla poderoso en el cielo.....hasta para los más infelices. Y ella encuentra versos trazados en la arena, mapa de letras que dibuja un tesoro, haiku de esperanza que se abre de par en par.

Luna de plata,
en la isla del eclipse
tu amor sol ancla.




Sólo tres líneas, otra vida por delante, su nombre ya rima en otro corazón.
Bañada en la luz del nuevo día, su blanca tez resplandece como un hermoso jazmín desafiante en el desierto y su sonrisa vuelve a navegar guiada por sus dos faros de miel. Pirata de ojos preciosos, de cabellos teñidos del rojo atardecer, perla con ascentros mediterráneos que desata pasiones en los mares del Sur....el sol le aguarda en la oscuridad.

Mil batallas, mil cicatrices. Hoy sus curtidas manos arman versos, los tensan en sus arcos y son flechas que salen volando por todos los confines hacia una sola diana, la luna de plata. El viejo corsario luce de nuevo su agujereada oreja y, con la reina de la noche como bandera, se hace a la mar en busca de su botín más deseado. Las vacías botellas del whisky que quema su garganta se llenan de mensajes de amor que flotan a la deriva por los siete mares. Y los acantilados son abismos de poesía. Y cada isla perdida es una señal de humo que leen las estrellas. Y en las largas noches de espera en cubierta las coplas empapadas de ron sólo cantan a la blanca dama.

Atrás quedan otras aventuras, importan sólo las que restan por vivir. Lo gritan a los cuatro vientos. Pese a que luna y sol es el nudo irrealizable, pese a que el edén de sus sueños tampoco tiene luz en los mapas, pese a que el poeta de los mares vive el presente amarrado por los cabos del pasado, pese a que la princesa de las olas nada en otros brazos....

En el horizonte, un único rumbo. Y un solo deseo, fundir sus cuerpos incandescentes en la noche de los tiempos, iluminados por su ansiada explosión de placer, dejando a oscuras al mundo. En la isla del eclipse....donde el amor imposible ha echado el ancla, donde aunque sea solo por un segundo luna y sol serán uno, donde la bella pirata y el viejo corsario recogerán a manos llenas el tesoro de sus sueños.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Tu mar de caracolas

Hoy me he levantado temprano, antes que nadie. Enfermo del atroz insomnio que me fustiga, he soñado que me llamabas. Y mi corazón, siempre a tus pies, ha caminado desgraciado a tu encuentro sabiendo que, otro día más, chocaría contra la escollera de tu silencio. Apocado por la angustia, la noche sólo me ampara frente al mar....un mar sin puertas donde mi amor navega libre en su desvarío, un mar que contamino con mi vertido de lágrimas negras, un mar de brazos invisibles en los que imagino consuelo.

Ojos de niño, curiosidad o deseo, observo a la luna por una rendija abierta entre las estrellas. Hermosa, bello cuerpo lácteo, mi mirada lasciva se recrea en su blanca desnudez antes de que la cubra de sueños un camisón plateado de raso. Se acuesta sigilosa, pero con prisa, como si no quisiera cruzar una palabra con el sol, su amor eterno e imposible. Atormentado por la desdicha, es el sol un astro que ya sólo brilla entre escombros de desamor, una escoria de rayos que la tristeza ha apagado y que vagan inertes en la oscuridad.


Mar son mis ojos cuando se va la luna, pero en la playa de mi soledad la marea me trae tus caracolas, todo lo que me recuerda a ti. Dicen que el amor va y viene, como las olas, y a esa esperanza me aferro como náufrago a la deriva. Silban las olas el tango triste que me debes, mis labios se bañan en el bourbon que empapa los tuyos y, de repente, cruda realidad, me azotan sin clemencia las viscosas algas del olvido, sanguijuelas que quieren robarme tus recuerdos.

Ya en la orilla de mi fracaso, me sumerjo de nuevo en tu mar de caracolas queriendo revivirte una vez más. Y en cada caracola me susurras al oído deseos inconfesables. Maldito espejismo. Los sueños, como las olas, dejan sobre la arena las palabras que buscaba para coser mis versos rotos. Y la brisa ligera y húmeda me abraza con tu perfume de jazmín....pero el espejo de nuestro amor se ha hecho añicos y ya no refleja tus ojos de miel que me miraban ni tu sonrisa con la que abrigaba mis penas.

Hoy me acostaré tarde, porque quiero ver a la luna con su vestido de noche y su manto de estrellas. Su resplandor cegará mis ojos y me descabalgará de la ilusión que me mantiene con vida....para volver a caer en la arena de mi infeliz existencia, en la que la marea ha vuelto a dejar tus caracolas. Todo me recuerda a ti.

jueves, 12 de agosto de 2010

Mi castillo de arena

Ojos sellados, corazón abierto en la noche, me dejo arrullar por el ir y venir de las olas en triste sinfonía. Siento la arena fría en mis manos y el mar, nunca ajeno a mi desdicha, me consuela regalándome su espuma de rizos a cada visita. Impasibles las estrellas allá en lo alto, tenue su luz encendida a regañadientes, mis dedos construyen ateridos un castillo de sueños.

En silencio....modelo nuestra morada, como tantas veces he imaginado que recorro tu pequeña figura. Caricias de barro recién hecho, yemas que hurgan viajeras en cada uno de tus poros, deseos que despiertan al roce delicado de tu blanca piel. Y es tu cuerpo pasto de mis húmedos besos, como la arena se remoja en la orilla, en un baño eterno que fortalece las paredes de mi ansiado amor.


Misión de los días de mi vida, erijo mi castillo sin fecha de inauguración, siempre esperándote. Y cada grano de su arena es un segundo más para estar contigo. Arena que se desborda en el reloj de mi universo, que se derrama sin cesar por tiempo infinito, que crece por la erosión de las rocas de mi existencia maldita.

A tientas en la playa, espero tu aparición de cada noche cuando, luna redonda y hermosa, te dejas ver con todo tu esplendor. Y desde tu pedestal, observas atenta el trajín de mis manos, vigilas la obra faraónica que construye mi amor, cuidas del castillo de arena de mis sueños. Al sentir tu presencia, dejo que tus fríos pechos se claven en mi cuerpo desnudo, que tu corazón grande y cálido abrace mis dudas, que tus labios helados calmen mi febril ansiedad.

Antes de rayar el alba, el mar en calma, te vas sin decirme nada....como una ola que ya no vuelve a la orilla. Abro los ojos a un nuevo día sin ti. Y compruebo con tristeza que mi castillo de arena es un castillo en el aire, una quimérica ilusión en la que se engaña mi vida, una distancia insalvable que lloran mis deseos inalcanzables, un gemido de profundo desconsuelo.

miércoles, 4 de agosto de 2010

La pasión del unfollow


Su alma se desgarra sin solución, se deshilachan sus pespuntes a cada débil latido, apenas si se sostiene en hilvanes tan frágiles como el amor virtual que un día se cosió en sus labios. Sí. Se tambalea un amor forjado en la fragua de las estrellas, bañado en la plateada aleación de la fría luna, ardiente como el sol que le dio todo su calor.

Se desangra el corazón que él le abrió de par en par. Mana a borbotones víctima del puñal de su repentina indiferencia, frío acero que astilla venas y arterias a cada lamento, gélido metal que lo atravesó en la noche de la traición y que se ha quedado clavado para siempre. Sin darse cuenta, en apenas unos tweets, la distancia se fue haciendo más grande que los miles de kilómetros que les separaban….hasta que ella lo borró para siempre con un click fatal.

Con la levedad con que se posa un beso electrónico en la bandeja de entrada, había aparecido en su vida por primavera y ella, bella flor, le amó y se sintió amada. Y se vistió con sus mejores pétalos, y floreció la más hermosa de sus sonrisas, y lo impregnó todo con la frescura de su fragancia. Y no dejó de crecer su amor hasta romper las escotillas del cielo.

Hoy naufragan los deseos en sus propias lágrimas, el delirio de cada día se apaga en la hoguera de las quimeras, se han cansado sus dedos de escribir “te quiero”. Hoy son un volcán en erupción las entrañas de su alma, la sangre de su herida es un sirimiri incesante, se gangrena su amor abierto en canal.

Porque su mano, harta de preguntarle cuándo, disparó el arma de la liberación; porque su mano, hasta entonces tendida como un puente, se levantó para empuñar la daga mortal; porque su mano, pequeña y femenina, ejecutó el crimen con un ‘unfollow’ seco y certero. Un crimen pasional que llega sin avisar, gestado en la impunidad nocturna de furtivos DMs, que pone fin a un deseo tan insaciable como nunca consumado. Una muerte que a nadie deja vivo, pasión delirante que ahora muda en lacerante calvario, alumbramiento a una nueva vida en la que ni ella ni él creen.