miércoles, 23 de enero de 2013

La ausencia



La noche ha dejado caer sobre mis ojos su inmenso velo negro. Y la soledad amenaza con apagar mi corazón sin ti… pero has pintado la ausencia con tu sonrisa de arco iris y mis sueños están cargados de tus besos.

La ausencia es el puente que nos une. Recuerdo a recuerdo, subo la escalera que me lleva hasta tu cielo. En mis labios todavía el poso fresco de los tuyos, la realidad se hace un lío con los sueños cuando aún te siento entre mis brazos, tan cálida como la fantasía de una noche de verano, tan real como la vida misma. Y a cada segundo regreso a ti comprobando que mi piel vive de tus caricias y que tu corazón late en el mío como si solo fueran uno.

Llegan tus besos envueltos en la distancia y, al calor imaginado de tus labios,  parte mi corazón a buscarte en la noche sabiendo que no estás... y del abrazo vacío con la nada saltan los recuerdos como las chispas de ese fuego eterno que nos incendia, y de tu ausencia que no quieren ver mis ojos salen fotografías a todo color que hacen bella mi existencia, y de que tus manos llenas de placer sean invisibles reniega mi ávido cuerpo sintiendo como te siente más cercana que nunca.

Amanece un nuevo día, una hermosa excusa que nos regala la vida para que el tiempo que falta para volver a vernos discurra veloz. La ausencia alimenta el deseo. Y en su ímpetu por acabar con la interminable cuenta atrás que nos consume, devora imágenes huecas y pensamientos en blanco hasta que mi cuerpo desnudo se mira por fin aliviado en el espejo de tu radiante desnudez.  Entonces, amparada en la penumbra del amor furtivo, nuestra pasión estalla en mil estrellas que esculpen en el cielo el presente que soñamos.       

martes, 1 de enero de 2013

La noche del fin del mundo



Una tenue luz descubre dos cuerpos desnudos bajo el mar de sábanas blancas. Puede ser nuestra última noche y el delirio desatado nos adentra en un oleaje de caricias que nos hace perder el rumbo, sin más guía que el resplandor de tu sonrisa, sin otro futuro que hacer pasado del presente a una velocidad de un beso por segundo.

En el cielo van apagando sus ojos las estrellas… no por no querer ver nuestro excitante desafío de amor al borde del precipicio de mi vida, sino barruntando ese fin del mundo que quieres vivir en mis brazos, dejando a oscuras todo lo que ya no nos importa.

Arrasan tus besos toda mi desnudez dejando un reguero de suspiros a su paso. Y tras la frescura de amor que me impregnan tus húmedos labios, asolas de placer cada poro de mi piel con miles de manos que, alimentadas por la demente anarquía del deseo, enarbolan la bandera de una revolución que nos agita sin remedio.

Devorado por tu pasión, me sumerjo en la locura del cuerpo a cuerpo hasta que tus gemidos indican la senda que nos conduce al cielo. Y, sin llamar, abro la puerta de tus sueños para gozar de la explosión de nuestros cuerpos, estrellas fugaces que alumbran la penumbra del universo, fuegos artificiales que reflejan los colores de la vida que acaba de nacer. 

La noche de los tiempos venía envuelta en el manto negro de sus lúgubres presagios… ahora una luz ilumina cada amanecer, sol de dos estrellas que brillan en su fusión incandescente… tú y yo.