Uno tras otro, y otro más. Mis días se consumen lejos de ti como una vela al albur de los vientos, sin darme cuenta, sin contar conmigo. Nada que vivir cuando la realidad carece de existencia en mis tristes latidos, nada que hacer cuando no se puede hacer nada y la esperanza es sólo una palabra maldita, una palabra sin sentido, un grito al vacío.
Desierto de lágrimas, la corriente me lleva vida abajo en un frenético discurrir del tiempo del que ya no soy dueño, en un bucle sin final en el que las horas pasan por pasar sin un minuto a tu lado. Y mi corazón porta su desdicha en este viaje sin retorno, mascullando resignado que hoy no hay camino de vuelta para mis pasos ni senda que a tus brazos me devuelva.
Y yo sólo quiero estar en tu vida .... desde que el alba ilumina en mi rostro tu sonrisa hasta que mis labios sellan los tuyos cuando la noche es sólo cosa nuestra; con la tibia alfombra del mar bajo nuestros pies y con la frescura de los besos robados al ocaso; con la miel de tus ojos en los míos y sin pudor alguno que cure la fiebre de nuestro deseo.
Cuando estoy en tu vida no hay reloj que valga porque el tiempo se mide en besos y caricias, porque todo se detiene mientras para siempre dura nuestro abrazo, porque hasta el sol y la luna nos miran de reojo y sólo quieren ser eclipse.
