Vivo la
noche como si fuera el día… y mi sueño es encontrarte. O no, creo que no.
Porque es a deshoras cuando salgo a buscarte… recorriendo sin éxito las
angostas callejuelas de mi alma inexpugnable, dejando siempre para mañana el
amor que tal vez te pude dar hoy, huyendo en dirección contraria a tus
irresistibles caricias.
Las noches
de verano sólo me recuerdan a ti… y la brisa me trae la frescura de tus besos.
Ciegos de pasión, mis ojos aletean alrededor de tu sonrisa. Y mis manos vuelan
despiertas por todo tu cuerpo casi sin rozarte, abriendo rutas nunca
imaginadas, descubriendo placeres inexplorados, amándote como ya no sé. Y en la
apasionada duermevela, la luna me delata si me olvido de tu hermosa desnudez
dormida. Despiertan entonces tus besos y me llevan de nuevo al mundo de tus
sueños.
Las noches
de verano me recuerdan siempre a ti… nunca vimos juntos el amanecer, pero las
estrellas fueron nuestra luz. La luna en claroscuros, te entregas a mí sin
tapujos y navegamos en un mar de abrazos rumbo a un éxtasis desconocido. Piel
contra piel, labios que absorben voraces las gotitas de fiebre que jalonan
nuestros torsos, húmedos sexos abiertos de par en par que la pasión sella entre
gemidos, explosión de placer a tu lado, noche de amor que muere antes del alba.
Ahora, en
mis días ya todo es noche… por eso, siempre ando perdido entre los sueños.
Ciegos de desamor mis ojos, las noches me llevan a la playa donde las olas,
como mi corazón, se rompen en mil pedazos. Ahogados mis latidos por un silencio
mortal, el mar desaparece engullido por la arena… dejando a mis pies la espuma
que escupe la derrota.