Tiene algo esta calurosa noche de julio que sin saber por
qué me ilumina. Y mi corazón proyecta su inesperada alegría en tímidos rayos
intermitentes…. como si fuese un faro que aguarda tu llegada a mi puerto, como
si las estrellas fugaces que de mi alma escapan fueran señales de mi vida en
tus negros ojos, como si las luces de la ciudad jugasen a esconderse para
dejarnos a oscuras con nuestro sueño jamás soñado.
Acercas sensuales tus labios a los míos para mostrarles el
desconocido camino hacia tus besos. Y por la estrecha senda que comparten
nuestras lenguas corre desbocado el placer sin un rumbo fijo…. como si el amor
hubiese hablado en nuestras bocas desde siempre, como si inhalar tu aire me
hubiese dado la vida cada día de mi existencia, como si la fragancia de tu
níveo cuerpo no fuese en mi piel el perfume de una sola noche de verano.
Abro mis ojos y ahí están los tuyos, mirándome sin perder
detalle a la lumbre de tu cálida sonrisa, avistando tierra firme para siempre
conquistada, leyendo una historia de amor hasta entonces nunca escrita.
Desarmado mi corazón inexpugnable, poso mi cabeza en tu hombro desnudo,
llenándome de ti a cada suspiro, recorriendo a besos tu cuello mientras tus
manos responden trazando en mi piel inocentes caricias, dejándote hacer porque
quiero todo lo que tú quieras.
Y en la fragua de una pasión inédita dos extraños funden sus
cuerpos en la noche, haciendo crepitar un amor que nace bajo la mirada atónita
de la luna, olvidando por unos momentos el presente que les encadena,
despertando desnudos al alba de una nueva vida sin saber qué será del mañana.