viernes, 1 de abril de 2011

Escrito en los trenes



Hay trenes que no llevan a ninguna parte... quizá voy en uno de ellos, sin rumbo, sin destino. No lo sé, no importa, no elijo yo. De la realidad sólo soy un testigo mudo, maniatadas mis manos por un futuro ya escrito, escrito en los trenes. Y pegado a la ventana, asisto al paso del tiempo, dejo la vida pasar... buscando un ‘nosequé’, esperando que algo suceda, anhelando ese día en el que, por fin, mi corazón se estremezca ante tus ojos.

Cae la noche y corren veloces los raíles, en dirección contraria. Y se estrellan una y otra vez contra mi mirada perdida, perdiéndose en la nebulosa de mi alma extraviada, el brillo de tu sonrisa soñada reflejado en el cielo, cruel ironía. Y entre los ecos de tu voz nunca escuchada, me parece oír el dulce quejido de los caminos de hierro... como el suspiro arrancado de tus labios en un beso, como la canción que escribe tu amor en mi piel, como el silencio de tus cálidos abrazos en la inhóspita oscuridad de mi viaje a la nada.

En pos de mi destino rebusco en los agujereados bolsillos de mi corazón. Y se abren mis cicatrices a cada recuerdo, la memoria de tus versos se descose y te apagas en mí, como las vías férreas mueren al llegar a tierra de nadie, sin una estación que las ampare, sin un toque de campana que las reciba, sin un trajín de viajeros que las imagine caminando hacia otra aventura.

Me cuentan que la vida sólo me ha comprado billete de ida... y devoro las paradas sin saber si de verdad existes, y mis pies se cansan de patear cada ciudad siguiendo tu rastro, y mi alma se encoge cuando el crepúsculo le llueve sus penas. Entonces, en la soledad infinita del vagón de mis días, tu luz se acomoda en el asiento contiguo. Y sobre el lívido rostro de mi tristeza proyecta fugaces imágenes de paisajes que pasan a toda velocidad... como pasa la vida, rauda y nerviosa, a bordo de los trenes que nunca cogimos, dejando ver a lo lejos la estela de la oportunidad perdida.

Se rinden mis ojos en la noche, rotos de tanto mirar al cielo, ciegos de tanto buscar tu estrella. Y mi cuerpo se deja mecer por el traqueteo del tren, como si del tuyo estuviese debajo, enhebrado a fuego en tu deseada piel, dibujando juntos cada curva de un destino escrito en los trenes.

6 comentarios:

amaia dijo...

Magnífico, como siempre. Enhorabuena. Muchas veces nos pasamos la vida llorando la oportunidad perdida, sin ver las nuevas oportunidades que se nos presentan...dejándolas marchar...aferrándonos a aquello que hemos magnificado en nuestra memoria y que ya no es real.Así perdemos la vida. Gracias por este desayuno ( te estoy leyendo con un café en la mano). Un abrazo.

Pablo Roncal dijo...

... gracias amaia ... tus comentarios siempre aportan, las oportunidades se pierden a veces en los mares de dudas, y se confunden con miedos infundados .... nada que temer, subamos al tren en marcha ...
... un beso¡¡¡

Mertxe_Beriain dijo...

Llegan tarde mis versos,esta semana,pero llegan a la hora justa de embarcarlos en el tren...un viaje sin paradas previas hasta su destino...


Las imágenes de mi reiterado sueño
me han transportado hasta la estación,
a coger el tren del ansiado encuentro,
para llegar hasta tu trémulo corazón.


Emprendo un aventurado viaje
desposeída, descalza, desnuda,
tan solo con algo de equipaje…
una maleta llena de ternura .


Embarco en el vagón de tu deseo,
donde me esperan hambrientos
tus endulzados infinitos besos
que sorberán mis labios sedientos.


Las caricias recorrerán nuestro cuerpo
mientras el tranco del caballo férreo
galopa, sin aliento ,a un hado sin freno
sin dudas, ni previsiones, ni lamentos.


Al ritmo del vertiginoso vaivén
se desenfrena desmedida la agitación,
escrita quedará en la cabina de este tren
la fragancia de nuestra pasión.

Mertxe

amaia dijo...

"Una maleta llena de ternura" No es pequeño equipaje para nuestro paso por los trenes que se fueron, y por los que vendrán...Ese vagón debe de estar todavía sonriendo de felicidad, por contribuir al encuentro soñado de almas tan grandes... Gracias por los viajes! Me gustan mucho.

alvaro dijo...

¿Sabes que no me sigues?
Un comentario mezquiño que sólo puede tratar de disimular y coger aire, porque me has dejado un poquito...boquiabierto.
Mientras estaba en ello y observaba tu Twitter, me di cuenta de ello.
Pero lo fácil es emocionarse. Lo difícil hacer un juicio literario.
A mi me parece que escribes con una pluma de primera calidad.
Si esto fuese un botón de muestra de lo que haces, tendrías exito en las mesas de novedades de las Librerías. Si no lo tienes ya.
Me gusta el tren como medio de transporte por eso me he sentido a gusto leyendo desde el principio. Inmerso en tu fragmento y parándome a pensar, se me pone en frente de los ojos la cortinilla blanca de la ventana de los buenos trenes, que desaparece al retomar la lectura.
Creo que es un síntoma del efecto de realismo de tu escrito.
"...y te apagas en mí..." lo he visto arriba del todo: en la cúspide de la lectura.
Literariamente, porque de eso se trata.
Me has sorprendido, arquero.
Un avatar muy gráfico que no desmerece nada, al menos en este escrito antológico.
Por cierto, ¿el arte es aquello que conmueve el espíritu?
Pues eso: gracias por disparar la flecha impregnando de ello la punta. Un saludo.
@alvareld

Pablo Roncal dijo...

.... álvaro, muchas gracias por el comentario ... las letras me permiten dejarme llevar .... sin destino, sin rumbo, como mis flechas ... y las letras sólo dicen algo si hay alguien que las lee ... obvio, tan obvio como necesario es respirar para vivir .... el éxito no ha llegado, no se le espera en esta parada ... un abrazo ... y perdona por el despiste, ya te sigo ;)