jueves, 5 de julio de 2012

San Fermín: carta a la reina negra


Amor, mi reina.

Cada día de esta Pamplona en rojo brilla como nunca tu tez azabache. Majestuosa y serena, bailas tu negra hermosura por las empedradas calles y mi corazón, silente y apocado, se ciega en el fulgor de tu piel de ébano. Y los días se me van con sus noches queriéndote solo desde la distancia, a salvo mis sentimientos nunca desvelados, en peligro mis fantasías de fiesta eterna a tu lado.

Al caer la tarde, lejos de la algarabía sanferminera que incendia la ciudad, te busco a tientas entre enormes cabezas y gigantescos cuerpos sin vida. Iluminado el viejo almacén por un reguero de estrellas, solo roto el silencio por mis desgarrados latidos, me acerco con sigilo a tu belleza dormida y ahí me quedo... ensimismado, soñando despierto, amándote hasta que el alba se rompe en cohetes.

Vinagre en mi cara, miel en la tuya, el amanecer nos devuelve a la realidad de nuestro amor imposible. Para cuando quiero darme cuenta, la vieja Iruña danza de nuevo a tu regio son. Y otro día más, esclavo de los celos, la emprendo a golpes con todo lo que se mueve, muriéndome por dentro sin atreverme a decirte que te quiero.

Un kiliki enamorado.

1 comentario:

Mertxe-Beriain dijo...

A la epístola de tu kiliki... se une la mía para mi ansiado día del año... escrita hace varios días y queriendo ser compartida en tu casa!Disfruta de estas fiestas... sin igual!! Besos :***

CARTA AL SEIS DE JULIO

Pamplona, 30 de mayo de 2012


Querido seis de julio:
En estos momentos, quedan 36 días, 14 horas, 29 minutos y 50 segundos para volvernos a ver.
Cada día caído del calendario, es una hoja de deseo que va marcando un camino hacia otro nuevo reencuentro. Ansío, con gran fervor, que las manecillas del reloj del ayuntamiento atusen las 12 en punto, para fundirme contigo, a golpe de campanada, en un mar de emociones. Nos besaremos, efusivamente, provocando un chupinazo de sentimientos encontrados, un ¡VIVA SAN FERMÍN! desgarrador brotará desde nuestras gargantas, alcanzará el azul del cielo y estallará en días repletos de alegría, regados de cava, alimentados de buenas viandas, despertados con encierros limpios de asta de toro, tardes de peñas en las gradas soleadas del coso, noches iluminadas por estruendosos fuegos artificiales y amenizadas de verbenas populares…
Las noches se tornarán en días de algarabía para unos, y los días en noches de descanso para otros.
Blanca involuta arribaré a la plaza consistorial, infestada de gentío, la faja roja rodeando mi cintura y en mi mano el pañuelito rojo esperando ser anudado a mi cuello por tus manos.
A la espera de abrazarte, recibe por cada día que falta… un beso.

Mertxe.