viernes, 4 de septiembre de 2015

En tus ojos


 
Sale mi poesía a buscarte cuando la noche se hace en tu corazón, cuando la penumbra lo inunda todo en tu existencia, cuando el desamor es mar en tus ojos.

Y al tañir triste de un nocturno violín te sumerges en el pozo sin fondo de los besos en las rimas perdidos, dejándote llevar por las corrientes de las ilusiones rotas, mirándote al espejo de la derrota que flota en las malditas palabras, ahogando entre lágrimas un amor que ahora es solo papel mojado.

En tus ojos mis versos se visten de negro y revolotean bajo tus pupilas como pájaros de mal agüero, surcando los nubarrones de tu alma, llenando tu cabeza con la pesadilla de sus trinos lastimeros. Y desde la miel de tus pupilas apenas si atisbas grafismos que se precipitan al inmenso vacío de tu vida, inútiles trazos de tinta que ya a nadie escriben, flores muertas que sólo huelen a fracaso.

Mueren, mueren mis versos en tus ojos… como los besos que no tienen unos labios que llevarse a la boca, como las manos que se hielan sin una piel en la que posar sus deseadas caricias, como el corazón exangüe que agoniza en cada latido, sin esperanza.

1 comentario:

@mertxe_beriain dijo...

En mis ojos... el sábado sabe a dulce día otoñal...;)




En tus ojos…
mi amanecer se atavía con tu denuedo renovado
y tus locuciones llenas de palabras candorosas;
se maquilla con la viveza de tu alma dadivosa
y la rutilante sonrisa de tu retoñar amartelado.

En mis ojos…
tu alborada prorrumpe en alborozo galardonado
y en embeleso tapizado de carantoñas rijosas;
se calza con los acordes de mi savia portentosa
y la harpada partitura de mi sentir apasionado.

En tus ojos…
mi atardecer se desnuda con tu abrazo confitado
y tu mirada declamadora de pretensión lujuriosa;
se desata con la persuasión de tus manos sedosas
y el asolador fogonazo de tus besos hechizados.

En mis ojos…
tu anochecer se desviste con mi sabor acanelado
y mi esotérica fragancia de flores amorosas;
se descalza con el recuerdo de mi piel fogosa
y el crepitar en tus labios de mis besos robados.


Mertxe