jueves, 30 de septiembre de 2010

Amor en huelga

Volví en mí, pero ni yo mismo me esperaba. Había sido un golpe muy duro y, una carta de despido después, los ecos de mi corazón en rebeldía me despertaron. Megáfono en mano, recorrían las calles de la frustración clamando un eslogan que para ti ya había pasado de moda. “Te amo” era la soflama incendiaria que me quemaba por dentro y arrojaba mi boca, lema perentorio que coreaba mi angustia con la música de fondo de mis débiles latidos, titular destacado al día siguiente en el diario de mi vida.

No me podía quedar parado ante la injusticia, no quería....y empapelé las estrellas del universo con tu sonrisa, y todos los muros leyeron mis pintadas de amor, y te lancé al cielo millones de besos en burbujas. Todo por seguir a tus órdenes, todo por amar y ser amado, todo por no estar los lunes al sol. ¿Qué quedaba del contrato que unió a nuestras almas sedientas? Besos caducados, miradas ciegas, caricias frías, palabras huecas, cuerpos inexplorados al albur de amantes futuros.


Amor en huelga. Manifestada ante el mundo mi profunda desolación, rotas las suelas de mis botas por los kilómetros de tu indiferencia, a rastras la bandera de mi esperanza, dejé clavados mis versos más tristes en tu jardín. Y en un último arrebato de furia, exploté como un volcán eterno. Fuego de mi pasión herida en las barricadas, sueños que se reducen a cenizas, suicidio colectivo de deseos que se carbonizan, mi corazón en llamas....después, sentado ante el balcón de tus ojos, lloré a gritos por tu amor indefinido. Hasta quedar inconsciente.

Y volví en mí cuando ya nada esperaba de ti....para descubrir que mi tormenta imaginaria era agua pasada, para saber que sin despido no hay readmisión, para oír de tus labios los ansiados ‘tequieros’. Y a la luz de un nuevo día, mis ojos se dejaron cegar por tu hermosura, y mis cabellos fueron rizos entre tus dedos, y tu lengua lamió en son de paz cada una de mis heridas virtuales, y nuestros cuerpos volvieron a ser uno bajo las sábanas.

1 comentario:

Mertxe Berian dijo...

Mis versos no conocen huelga...y se invitan a tu rincón de nuevo.

¡Cuántas veces me vuelvo
estatua de bronce,
mármol tallado,
piedra pulimentada
para que tus palbras
no rompan esperanzas!

¡Cuántas veces soy
arcilla erosionada,
lodo espeso,
loza decorada
para que tus manos
se deslicen por mi cuerpo
y navegen...
en busca de tgesoros secretos!

¡Cuántas veces callo
con miradas desafiadas,
muecas entrecortadas,
gestos sórdidos,
para que de tus labios...
broten tus sentimientos!

¡Cuántas veces dejo
mi ventana abierta,
mi habitación sin puerta,
mi vida sin rejas,
para que me invadas
con tus preguntas,
con tus... deseos!

¡ Y no te das cuenta
que lo hago
porque..te quiero!
Mertxe