jueves, 4 de noviembre de 2010

La mano asesina


A manos llenas, ignorando los peligros de lo inexplorado, el último beso escrito en un final de rutina, abrumado por tu generosidad, tu nombre era una flor en mis temblorosos labios… así recogí tu amor. Ya era verano en mis tardes de mayo, el sol no cabía de gozo en el azul del cielo, cada noche se estrellaba en la hermosa luna y mi corazón, ay mi corazón, sufría de placer en el tiovivo de tu pasión.

Sin oír la música de tu voz, sin conocer tu adorable rostro, sin sentir el calor de tu piel en la mía, sin apagar mi tristeza en tu sonrisa de colores, sin advertir en mis ojos la miel de tu mirada… así recogí tu amor. Y cosidas nuestras manos, cercanos en la brutal distancia, emprendimos travesía hacia la locura infinita. En la orilla de un océano de palabras, bañadas en los vaivenes de olas de ‘tequieros’, nuestras vidas se desnudaron por completo. Y tus besos arrancaron rimas de mis labios, y mis brazos abrigaron la desnudez de tu cuerpo rotundo, y tus pechos se estremecieron acariciados por mis dedos… y cada madrugada nos amamos como si no fuésemos a ver la luz de otro día.

Pero un día abrí la mano… y nuestro sueño se desparramó entre mis dedos y desapareció como los charcos que se evaporan bajo un sol inclemente, como las gotas de lluvia que nunca besarán la tierra, como el agua que no remonta el río, como las lágrimas que mis labios desearían borrar de tus ojos.

Pero un día abrí la mano… y nuestra ilusión batió sus alas y se difuminó entre las nubes como el pájaro que no regresa al nido, como la mariposa que se pierde en la inmensidad de un bosque de girasoles marchitos, como el globo que escapa de la custodia de un niño, como el cohete que se desintegra en su atrevido camino hacia el espacio.

Así perdí tu amor… con la mano abierta que temerosa te despidió sin tiempo a decirte hola, con la mano abierta que inconscientemente te empujó hacia otros brazos, con la mano abierta que cerró para siempre tu boca llena de versos, con la mano abierta que debajo de su palma escondía la daga que aniquiló a nuestros corazones. Mano asesina.

2 comentarios:

Mertxe_Berian dijo...

Las huellas permanecen,aunque no se vean...


He leído en tus ojos
que te marchas ,
taciturno y a pies juntillas,
entre la caliginosa alborada.

Tus álgidas manos
me han despertado,
de un avivado delirio
que clandestinamente libamos.

La mueca titubeante de tus labios
musita un adiós inesperado,
que descifro afligida
mientras te alejas de mi lado.

Sempiternas permanecerán
las huellas de tu esencia,
encalladas en la arena
de mi ribera,ahora,yerma.

La espuma de tus olas
impregnada con ímpetu
en mi porosa roca,
yacerá enquistada.

El regusto de tus almibarados besos
despertará mis mañanas,
y el edredón urdido con tus caricias
abrigará mis noches solitarias.

Mertxe

Pablo Roncal dijo...

Una vez más me sorprenden tus versos Mertxe ... no por inesperados ... sino por el rumbo acertado con el que navegan en mi blog ... "y el edredón urdido con tus caricias abrigará mis noches solitarias" ... bonita despedida.

Gracias