jueves, 6 de mayo de 2010

La libertad perdida


Abrió las puertas de sus ojos con dudas. La luz del día bañó su rostro por primera vez desde ... No lo recordaba. Venía de la penumbra, donde las estrellas brillan por su ausencia y los candiles no alumbran y sólo encienden sueños. Manos a la espalda, muñecas enlazadas como de costumbre, sus pasos se alargaron a tientas. Ante sí ... un campo minado, arenas movedizas, el crujir del río helado, un cepo mortal bajo la hojarasca.

Vida vivida bajo el miedo, paredes del alma desnudas, como su cuerpecito frágil y mancillado. Días que parecen noches, noches que el insomnio convierte en días, ojos siempre en guardia temiéndose lo peor. Adolescencia rasgada, recuerdo atroz. Juventud perdida en un metro cuadrado. Mujer mal querida, tantas veces violada por el cruel destino.

Avanza insegura por el puente, el precipicio le llama. Le empuja la mano que le robó la inocencia, hizo cicatrices su rostro y profanó sus entrañas. La misma mano que le dio de comer y de la que alguna vez salieron caricias, pocas. Al otro lado, la libertad .... un mundo desconocido, un territorio ajeno, otro hombre que quizás haga bueno al hijoputa que la mató en vida.

Un paso atrás, y otro más. Vértigo ante lo inexplorado. Dudas, muchas dudas. Hasta que decide echarse de nuevo en brazos del pasado. Y llora sin lágrimas la libertad perdida. Para siempre.

2 comentarios:

Cosechadel66 dijo...

Muy bello. Asi que el enemigo de la libertad es el miedo. No esta mal

Carpe diem

Archer dijo...

Gracias por tu comentario. Estoy de acuerdo. Qué sino el miedo nos impide dejar un trabajo anodino pero seguro para iniciar una aventura emprendedora; qué sino el miedo nos hace renunciar al amor verdadero por no romper el estatus ... Nunca seremos libres del todo.